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"Existe una anécdota de
Picasso, recreada cien veces, que más o menos cuenta que la escritora
estadounidense Gertrude Stein a principios del siglo XX le encargó un
retrato al artista malagueño, éste, después de varios intentos infructuosos,
le enseñó el cuadro definitivo. La mujer se quejó diciendo que no se le
parecía. Picasso tan sólo le respondió que ya se parecería. Efectivamente,
ahora cuando consultamos la biografía o la obra de la autora norteamericana,
es precisamente por este retrato que la conocemos.
Salvando las distancias, pues hablamos de fotografía, y sin experimentos
arriesgados, Paco Sánchez lleva retratando a los flamencos y a sus allegados
desde hace varias decenas de años. En ellos no sólo capta la imagen, sino
también la personalidad del retratado.
El fotografiado abandona el marco y se nos presenta para decirnos, sin
necesidad de palabras, quién representa, a qué se dedica e, incluso, su
estado de ánimo.
La labor de este fotógrafo es milimétrica, concienzuda y metódica. Como un
coleccionista de mariposas, no duda en pasar días y días en el campo en
busca de su objetivo. Como resultado, tenemos en la obra de Paco Sánchez el
mayor catálogo actual de las figuras del flamenco. Es un directorio
sentimental. Y, todavía más, al evocar a cualquier cantaor o cantaora, a
cualquier personaje, se le recordará no como es o como era, sino como lo
fotografió este artista sevillano. |
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