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La fotografía flamenca de Paco Sánchez, que en realidad es la base de su
larga y riquísima producción fotográfica, la disfrutamos bajo dos
procedimientos bien definidos y complementarios: el blanco y negro y el
color. Paco usa el B/N premeditadamente con una intención impresionista
porque ahí Paco no busca la belleza de la escena, del cuerpo, del gesto o de
cualquier detalle corporal, sino que traspasa la materia para adentrarse en
el alma del artista y explorar sus sentimientos al expresar un grito de
libertad, de amor, desesperación o muerte… Por el contrario, con la
fotografía en color, Paco juega, gracias a su extraordinario conocimiento y
dominio de la cámara, con todos los recursos que ésta le permite:
sensibilidad, ajustes y desajustes de enfoque, forzado de obturaciones o
diafragma…para conseguir abstracciones, fotografías realistas o aprovechar
todas las posibilidades cromáticas que el color le proporciona. Y es que
Paco Sánchez no retrata la realidad, la interpreta desde su perspectiva de
artista que es, además, un extraordinario aficionado flamenco, por eso es
capaz en cada instantánea de ver más allá de lo que los demás vemos y
devolvérnoslo convertido en obra de arte. A Paco le sobra el paisaje, porque
para él el paisaje es espiritual e invisible. La atmósfera del cante, del
toque o del baile es el único paisaje, etéreo, que envuelve su obra.
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