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PHace muchos años que Paco es un maestro de la fotografía… y de la
radio.
Hace 40 años, antier, las cintas de audio se cortaban a cuchilla y se
pegaban con cinta transparente. Ahora que manda el universo digital Paco
sigue a lo suyo: Trasmitir emociones. Una tarea de contenidos que, a pesar
de la “deriva de continental”, cambia poco con los siglos.
Andábamos en pantalón corto muchos de los que hoy peinamos canas cuando Paco
Sánchez nos daba lecciones de radio, cada noche. Hoy algunos han olvidado
esas lecciones. Otros ni queremos ni podemos olvidarlas.
Paco es Artista. Con la palabra o con la cámara sabe que su tarea es
expresar y seducir. Al que escucha o al que mira. Y sabe además que solo se
puede contar bien lo que bien se ama. Por eso cuenta tan bien el flamenco.
Su tono y su compás; su historia reciente y la pasada; sus íntimos secretos.
Expresiones en blanco y negro. Arrugas y perfiles que nos hablan de
biografías cinceladas a golpe de pulmón… y su objetivo, su otra retina,
testigo de cuatro décadas de afición y de historia.
También esos mil perfiles a color… Figuras o detalles que todo lo resumen.
La alegría de la fiesta. La filigrana de un mantón que mece una guajira. La
sobriedad y la hondura de una soleá apenas dibujada en un gesto… El tiempo
detenido en la emoción de una espera, una llamada, una salía…
Imágenes al paso. Sinceras, sin artificio, sin decorado, sin nada que
distraiga la mirada del que observa. O pinceladas de luz y sombra que buscan
la vida que palpita en cada instante de verdad. Cuando el artista coloca el
corazón justo al lado de la experiencia.
Paco busca la vida en cada “clic” a sabiendas que captar la vida, como
crearla, es un milagro. Y además lo consigue, porque conoce su oficio.
Paco limpia, pule y da esplendor. Por ese orden. Limpia lo que estorba, pule
y nos propone mirar lo imprescindible, y así es como logra difundir la
belleza de un arte tan reconocido como desconocido. Que más podemos esperar
en estos tiempos de humo y mercachifles.
Siempre fue difícil hablar bien de los amigos sin ser sospechoso de
Nepotismo…afectivo. Pero no me quería ir sin decirlo. Paco es además de todo
eso amigo, que es para mi palabra sagrada. Y lo es por una última virtud
quizás la más difícil: la humildad. La del enamorado de su oficio que sabe
que la fama es tan pasajera como la “ojana”.
Por todas esas lecciones, gracias Paco.
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