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“Captar el sentimiento más intimista en una fotografía es algo de lo que
pocos pueden presumir. Detener el tiempo, congelarlo y mirar más allá de la
percepción habitual resulta una maniobra cuanto menos complicada en una
sociedad en la que la velocidad y las prisas marcan nuestro día a día. Por
eso admiro tanto a Paco Sánchez. Su capacidad para superar la dimensión ha
convertido a sus retratos en una parte esencial del flamenco. Detenerse
frente a ellos y mirarlos con desasosiego supone una experiencia distinta,
una experiencia que te transporta a otra realidad. Quien no haya tenido la
posibilidad de mirar a los ojos a Agujetas, a Chocolate, a Ana Parrilla o el
mismísimo Enrique Morente puede advertir su verdadera personalidad con sólo
situarse frente a sus retratos. Como dice el propio Paco, 'a veces el duende
traspasa la cámara', verdad, pero cuando lo hace no todos son capaces de
motivarlo. Grande Paco”.
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